No puedo saber todavía si el lector Guardia Bosñak (01/12) está de acuerdo o no con la ley de ficha limpia; tampoco me queda claro si está enojado con el legislador Gerardo Huesen porque no dio quórum o porque comía fiambres. La ley de ficha limpia, que ya existe en otros países, es un anhelo de los políticos honestos desde hace décadas; incluye cualquier tipo de delito con condena en segunda instancia: delitos de corrupción, narcotráfico, pedófilos, contrabandistas y “calañas por el estilo”. Debo advertir que, en una república, quien determina quién es delincuente o no es el poder judicial. El lector Guardia Bosñak no está capacitado ni autorizado a afirmar quién es culpable o inocente de un delito. No debe enojarse si esta ley afecta sólo a dirigentes del colectivo peronista; lo que pasa que no hay miembros de la UCR, del PRO o liberales condenados por la justicia, ni en primera ni en segunda instancia.

Luis Ovidio Pérez Cleip                          

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